PRIMERA PARTE
LA FELICIUDAD, UN MAMARRACHO DE MESTRE Y EL SUOEM DE RUBEN
DANIELE. ESCRIBE: MARTIN MENDITTO
¿Alguien sabe que fue de la vida de Daniele y su sindicato
de empleados municipales?. Con ritmo de cantito de cancha podemos preguntar: ¿ adónde están; que no se ven; los
muchachos de SUOEM ?.
Ha elegido un momento poco oportuno el sindicato de
empleados municipales para empezar a curtir el perfil bajo.
La impronta neo menemista que el intendente Ramón Javier
Mestre le está dando a su gestión, merecería una respuesta más combativa y
menos complaciente de los dirigidos por Rubén Daniele, quienes han sido
beligerantes y nada tolerantes con otros gobiernos municipales.
Este mismo sindicato, incluso con la misma conducción, fue
omnipresente y terriblemente quejoso durante la gestión del ex intendente Daniel
Giacomino.
A punto tal de llegar a representar un gobierno paralelo,
que a fuerza de huelgas y asambleas
permanentes en todas las reparticiones mantuvo a la municipalidad parada
durante cuatro años.
SEGUNDA PARTE
Cualquiera puede ver que la gestión municipal no cambió
tanto, ni mejoró como para entender un vuelco tan rotundo en el accionar del
SUOEM. Las calles siguen con baches, los semáforos rotos, los yuyos altos, las
reparticiones sin los insumos necesarios para cumplir sus tareas, lo mismo de antes
pero ahora con todo privatizado y sin política social.
¿El actual silencio del SUOEM será parte del ordenamiento
que tanto nombra Mestre?.
El refrán popular dice “el que calla, otorga”. Por eso el
mutismo elegido por los municipales no es otra cosa que una forma de aceptar y
avalar el despliegue neoliberal de este gobierno radical.
Incluso, El eterno
secretario general Rubén Daniele no hace pública su opinión sobre esta gestión
mestrista.
Es más, mantiene hoy con rienda muy corta su habitual
verborragia y exposición mediática, si hasta parecen parte del recuerdo sus
arengas picantes o sus discursos incendiarios.
Está claro que el eje político Macri- De La Sota- Mestre,
son las caras nuevas de la vieja derecha conservadora y defienden los mismos
intereses.
Por eso, es muy probable que mañana lamentemos el silencio
del SUOEM, tanto como hoy lamentamos el silencio cómplice de los gremios
durante la década del 90.
¿O será acaso que el sindicato de los empleados municipales
ven la realidad con cristales distorsionantes, como si se hubieran fumado el
opio de la insólita FELICIUDAD, ese mamarracho publicitario de la gestión de Mestre?.
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